Estimados Miembros del Congreso:
Hemos estado escuchando diariamente de familias para quienes el cuidado infantil –de una forma u otra– es uno de los problemas más apremiantes durante la crisis del COVID-19. El cuidado infantil es un apoyo esencial para las familias, sin importar el panorama económico, pero es particularmente vital durante esta pandemia. Aunque $3.5 mil millones para los Subsidios en Bloque para el Cuidado y Desarrollo Infantil (CCDBG, por sus siglas en inglés) y los préstamos para la pequeña empresa incluidos en la Ley CARES fueron un comienzo para ayudar a aliviar esta crisis, se ha comprobado que es profundamente insuficiente y no satisface las necesidades de las familias.
El tamaño y el alcance del impacto que esta crisis de salud pública tendrá para el sector de cuidado infantil es profundo y va en aumento a medida que programas en todo el país cierran sus puertas permanentemente. Se deben tomar medidas inmediatas para asignar, como mínimo, $50 mil millones para estabilizar el cuidado infantil. No podemos volver a abrir nuestra economía plenamente sin financiar la infraestructura esencial del cuidado infantil porque los padres de familia necesitan lugares seguros y enriquecedores para sus hijos para poder trabajar; los niños necesitan lugares seguros y enriquecedores para poder aprender y los trabajadores del cuidado infantil necesitan lugares de trabajo seguros y salarios justos.
Recientes análisis revelan que se necesitan por lo menos $9.6 mil millones al mes para proveer fondos a los proveedores del sector para que puedan pagarle a su personal, prepararse para abrir cuando llegue el momento adecuado y eliminar la carga económica para las familias cuyos proveedores están cerrados.
Esta crisis también está empeorando aún más disparidades raciales que han existido desde hace mucho tiempo en materia de acceso a cuidado infantil. De acuerdo con el Centro para el Progreso Americano, la falta de cuidado infantil ya tenía un impacto negativo en las comunidades de color antes de la pandemia porque los padres de familia de color eran más propensos que sus semejantes blancos no hispanos a experimentar trastornos laborales debido al cuidado infantil que podían afectar las finanzas familiares. Si los responsables de políticas no tratan de solucionar estas disparidades, esta crisis se intensificará aún más.
Un futuro incierto para el cuidado infantil significa un futuro incierto para la familias.
Con más de 23 millones de niños menores de 5 años en Estados Unidos y las familias de más de la mitad de ellos dependiendo de algún tipo de cuidado infantil, este potencial cierre tendría un impacto devastador para las familias y para nuestra economía
El fondo de estabilización de $50 mil millones puede ayudar a evitar que esta crisis empeore aún más para las familias proporcionando los fondos federales que necesitamos para mantener a flote el sistema de cuidado infantil.
Deben tomar medidas ahora para asegurar que el sistema de cuidado infantil se estabilice para que los padres de familia y proveedores de cuidados tengan centros de cuidado infantil a los que puedan regresar cuando termine esta crisis.
Sinceramente,